En el 2020 a todo el mundo nos azotó la pandemia conocida como COVID-19. No solo trajo repercusiones a nivel de salud, cuidado personal, económicas, políticas y sociales, sino también existenciales.
En Perú nuestra cuarentena inició el 16 de marzo. Nuestro gobierno paralizó todas las actividades económicas del país, cerró fronteras y nos dió lineamientos de conducta para lo que sería nuestra nueva forma de convivir. Este virus posee una rápida propagación, se nos dijo usar máscara y no tocarnos los ojos, nariz o boca ya que eran medio rápido de contagio. Era claro y de esperarse que no hicimos caso del todo, al menos no en su mayoría. Perú es reconocido como uno de los países de latinoamérica que tomó medidas tempranas para evitar el contagio, no solo eso sino que el gobierno dispuso medidas económicas para ayudar a la población, medidas reconocidas y hasta ovacionadas a nivel mundial pero claramente nada fue suficiente, a la fecha de este artículo somos el segundo país de latinoamérica con mayor cantidad de infectados.
De esto podemos hablar y discutir mucho, en diferentes campos tanto de salud, político, macroeconómico y así; pero de lo que quiero hablar y comentarles es sobre nosotros. Peruanos que, como muchos, nos vimos afectado por las medidas tomadas. De hecho soy uno de los que no he perdido mi trabajo, he acatado mi cuarentena, he tratado de manejar mis compras y salir al mínimo posible, he mantenido mi distanciamiento social, distanciamiento familiar. Soy una persona que estaba muy acostumbrado a trabajar en la oficina hasta tarde, a frecuentar a mis amigos por las noches, tener largos almuerzos familiares los fines de semana y discutir mucho sobre la realidad del país. Este aislamiento me llevó hacer cuadros de ansiedad más seguidos, de hecho no mucho de mis amigos saben pero sufro de ansiedad y depresión desde hace muchos años; considero que lo he sabido manejar de la mejor manera, hacer ejercicio en casa y el home office me ha ayudado a mantenerme distraído por momentos y no sobrepensar mucho el hecho de que uno está aislado en casa. Nada de esto es fácil, en diferentes niveles, muchos amigos me preguntan cómo estoy, cómo está mi familia, y lo tomo de la mejor manera y trato de contarles cómo me está yendo, otras veces simplemente me da flojera responder y trato de cortar rápido la conversación, supongo que es parte de todo el proceso.
Mi familia y yo no fuimos ajenos al efecto COVID. Todos dimos positivo al COVID, de hecho de algún modo estamos asintomáticos o sea nosotros que somos una familia que sufre de asma, literal todos, incluso mi mamá está asintomática que es básicamente un compendio de enfermedades y que siempre admiraré la fuerza con la que batalla cada una de ellas. Pero mi padre, él terco y recio como ninguno dio positivo y su cuerpo sucumbió. En estos momentos lo tengo hospitalizado y en condición delicada. Cada día es un ir y venir con mis hermanos para asegurarnos que nada le falte, es difícil pero es una batalla que cada quien la debe batallar a su modo, nosotros le hacemos saber todos los días que no está sólo y que aquí lo esperamos. Cuesta mucho tener a un ser querido en ése estado.
He tomado un tiempo libre del trabajo para poder atender la situación junto a mi familia, me cuesta contar que mi papá está mal ya que nunca imaginé verlo en este estado. Si mi papá leyera esto algún día quisiera que sepa que lo admiro a mil, y que cada decisión que tome será siempre con el apoyo de siempre. Te extraño, extraño ver los partidos de fútbol de tercera división y hablar de equipos de fútbol que la mayoría ni conoce porque son pésimos, es la verdad. Las tardes de lonche con las tostadas con mantequilla que siempre preparaba, el café caliente y los consejos sobre cómo ser feliz en la vida. Viejo, recupérate rápido, aquí te esperamos.
Aquí en Perú seguramente soy uno de muchos atravesando el efecto de COVID bajo circunstancias particulares. A nivel mundial seguramente son miles los que atraviesan mil y un situaciones. En mi caso, no sé si lo estoy manejando de la mejor manera, no sé si como me siento es la mejor manera, no sé si como lo cuento es la mejor manera, lo que sé es que es mí manera de hacerlo y seguramente cada uno es una historia distinta. Pues aquí hay un espacio que espero te pueda ayudar.
Nadie está ajeno a esta realidad, no seamos ajenos ni indiferentes entre nosotros.
Atte.
CG
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