martes, 21 de julio de 2020

CUARENTENA: ANSIEDAD Y ESTRÉS

Nadie se imaginó que nos podía tocar vivir una epidemia mundial que nos iba forzar a quedarnos en casa, del mismo modo nadie imaginó qué repercusiones tendría atravesarla. 

Si alguien allá afuera como yo sufre de pequeños ataques de ansiedad y cuadros de estrés (por las razones que fuesen) pues les comento un poco cómo lidié con todo este proceso y espero que les ayude o ayude a algún conocido suyo. 

Para empezar, la ansiedad aparece en situaciones de estrés o que nuestra mente cree que son estresantes. Generalmente produce inquietud, excitación a nuestros sentidos e inseguridad. Y todo esto repercute en complicaciones de salud, tipo inapetencia, insomnio, hambre, flojera, extrema energía, migrañas, etc. (dependiente de cada sistema y cada persona)
En mi caso, la ansiedad me da en 3 frentes: desorden alimenticio, extrema energía e insomnio (también migraña, pero de hecho sufro de migraña con ansiedad o sin, así que no la cuento para este ejemplo).

  1. Desorden alimenticio: normalmente trato de tener una alimentación sana y balanceada, pero bajo el cuadro de ansiedad normalmente noto cuando comienzo a comer, en cantidades exageradas, comida chatarra, golosinas o ese tipo de cosas, que normalmente no consumo. Este tipo de comidas no carentes de nutrientes y es obvio que al rato el cuerpo te vuelve a pedir comida porque no ha recibido los nutrientes que requiere para funcionar, entonces te lleva al bonito estado (#okno) de SOBREPESO que impacta en más estrés. 
  2. Extrema energía: tengo tantas cosas en mente que me preocupan al mismo tiempo, encima son cosas que incluso no deberían ni preocuparme pero que bajo el cuadro lo hacen, y de manera insidiosa. Entonces mi cerebro no deja de funcionar, siento que duermo pero no descanso porque hasta dormido sigo pensando en cómo solucionar todo. Lo que me lleva a
  3. Insomnio: existe 2 formas de insomnio. Una es la que no deja conciliar el sueño, es decir si tu hora de dormir es a las 11pm, de pronto te ves a las 2 o 3am y poder dormir. Y la segunda forma es al revés, duermes a tu hora 11pm pero de pronto te ves despierto a las 3 o 4am y ya no puedes continuar durmiendo. Ambas formas son agotadoras. A mí me da de las 2 formas, aún no encuentro cuál es el patrón (como notarán, no tengo nada solucionado aún). 
Pero a todo esto, sí encontré formas de lidiar con mi ansiedad de a pocos y empecé así: 

  1. DESORDEN ALIMENTICIO: la ansiedad me provoca comer en grandes cantidades cosas no saludables, pues lo separé en 2 aspectos: Grandes Cantidades y No Saludables. En mi caso mi ansiedad por la comida es buscar el estado de "saciado" de manera rápida y contínua. 
    • Grandes Cantidades: decidí no luchar con esto, decidí que si mi cuerpo quiere que coma mucho para saciarme, de repente puedo encontrar un alimento que me sacie rápido y/o no deba comerlo mucho. 
    • No Saludables: aquí sí le puse el PARE a mi cuerpo, comer no saludable es sabotearme, así que busqué alimentos saludables y que sacien rápido. Lamentable todos los caminos me llevaron a un grupo alimenticio
    • VEGETALES. Aunque no lo crean los vegetales tienen menos calorías que el resto de alimentos, mantienen tu mente en un saludable estado de alerta, ayuda a tener tu cuerpo desintoxicado y te producen la sensación de saciado luego de comer mucho.
  2. EXTREMA ENERGÍA e INSOMNIO: aquí decidí juntarlos porque una cosa me di cuenta que va con la otra (nuevamente, en mí caso). Para esta parte me di cuenta que tenía energía excedente, lo que me mantenía despierto o me despertaba muy temprano para poder seguir haciendo las cosas que mi mente creía que tenía que solucionar. Entonces nuevamente apliqué un poco de sentido común y estudiando un poco el fondo de mi insomnio: 
    • No sabía cómo apagar mi cerebro, creo que hasta ahora no lo sé. PERO, acá hay dos factores: CUERPO y MENTE. Si bien no sé cómo apagar el cerebro, sí sé cómo apagar el cuerpo. EJERCICIO (sí, es lo que es). 
    • Yo ya llevo hace un tiempo yendo al gimnasio y haciendo ejercicio, no de manera constante pero ya un profesional me lo había recomendado porque este problema para mí no es nuevo. El cuadro de insomnio sí lo era en este momento.
    • Entonces hice lo siguiente: me levantaba a las 4am (sí, por el insomnio) esperaba a las 5:30 am aproximadamente y me iba a correr por 20 a 30 minutos (dependerá del estado físico de cada uno). Llegaba a casa e iniciaba mi día, es decir me alistaba para iniciar mis actividades de la casa y del trabajo. 
    • Terminaba con el trabajo y seguía con energía, pues a las 9pm aprox. me iba por una segunda ronda de maratón. Otro 20 a 30 minutos corriendo. Para cuando llegaba a casa estaba muerto. 
    • Acompaño todo esto con comida sana y en verdad hace la diferencia. 
    • Poco antes de dormir seguía con las 30 mil cosas en mente que me preocupaban, porque hay que ser honesto no existe cura mágica para la preocupación. Pero saben qué el cuerpo estaba tan cansado, que al cerebro no le quedaba más salida que apagarse y dejarme descansar. 
    • Esa noche la recuerdo muy bien. Dormí unas 6 horas (que no es mucho pero para las 2 a 3 horas que venía durmiendo, era un montón). Hice la misma rutina por 3 días, porque le tomó a mi cuerpo 3 días en retornar al ritmo de sueño habitual que tenía.  
    En todo estos años sufriendo de ansiedad y estrés, he probado pastillas y hierbas como no tienen idea. Sí funcionan de hecho, algunas al menos, pero la solución no es decirle al cuerpo "Ya cállate", sino entender y negociar que sí y que no. Se trata de no forzar algunos impulsos naturales del cuerpo por ejemplo si tienes exceso de energía, pues tenla solo que enfócala en algo productivo (a mí me bajó un par de tallas toda la corredera), si tienes ganas de comer mucho, pues ve y come pero lucha contra el sentimiento autodestructivo (sabes que la comida chatarra no es sana). 

No hay peor enemigo que uno mismo. Conózcanse y verán que entenderse uno mismo no es tan complicado. A la fecha sigo haciendo cuadros de ansiedad y estrés, creo que es algo que llevaré conmigo por rato, siempre habrán cosas que a uno lo lleve al extremo. Pero ahora sé mejor como manejarla, así que las recibo con el pecho inflado. 

Vibras ! 👍





jueves, 16 de julio de 2020

CLARA BELLA

Hace muchos muchos años mi sobrina le insistía mucho a su papá (mi hermano) que le regale un perro. Mi hermano le inventaba muchas excusas, de las clásicas que se le dicen a los niños (tú sabes ... en NAVIDAD, ... si sacas 20 en el colegio ... si acabas toda tu comida ... etc.). 
Tendrían que conocer a mi sobrina pero es muy convincente, éso y que mi hermano la engríe un montón así que no pasó mucho en lo que consiguieron un perro para ella. Luego como toda nueva mascota, amerita un nombre, algo gracioso y que describa la personalidad de la mascota, obviamente mi sobrina no tomó en cuenta nada de eso y la llamó CLARA (porque la perrita era negra y oscura) y luego dijo BELLA (porque a su primita le decían Bella-bella y quería que al perrito también, y porque la perrita era bonita - ciertamente que sí), entonces como conclusión se le llamó CLARA-BELLA ...



Nosotros en casa, en general no hace mucho tiempo atrás de la llegada de Clara-Bella habíamos tenido otra perrita en casa que había fallecido debido a unos tumores en su columna que eran inoperables, y estábamos un poco indecisos si dejarnos llevar por una nueva mascota. O sea la verdad la pensábamos enviar con mi sobrina, mi hermano y que se quede con ellos. Ciertamente Clara-Bella se hizo ganar el amor del mundo de principio a fin. 

A pesar de que la queríamos en casa, claramente el perrito tenía que estar con mi sobrina. Y debido al trabajo de mi hermano, ellos se mudaban mucho por el Perú. El perro en menos de 2 años, ya había viajado a Iquitos, Pucallpa, Trujillo e Ica. Durante todo este proceso era claro para mi hermano y su familia que no podían tener a la perrita de un lado a otro, así que decidieron dejarla con nosotros (en ése momento mi mamá, mi papá, mi otro hermano y yo), y pues nosotros le dijimos que eran una sarta de irresponsables pero en el fondo felices de que Clara-Bella venga a la casa a vivir. 
Cuando llegaba del trabajo siempre la encontraba feliz con su semblante triste que me causaba ternura, para lo cual la levantaba en brazos, la apretaba contra mí y le decía "Tranquila, todo va estar bien" y ella solo atinaba a mover la cola. Era nuestra rutina, y nos gustaba (o sea, nunca se quejó).

Muchos años fue la engreída, mi papá en las mañanas la dejaba dormir en el sofá luego nos despertábamos y veíamos cómo le gritaba y le decía "perra malcriada, baja del sofá", y lo gracioso es que ella saltaba del sofá siempre feliz porque sabía que mi viejo tenía que fingir que le gritaba ya que todas las mañanas hacían lo mismo. Mi mamá, siempre la sacaba cuando ella regaba el jardín de afuera y le contaba cómo le fue en la semana, mi mamá jura que el perro le entendía y por eso le contaba todo. Mis hermanos y yo éramos lo de los mismos, lo que la hacíamos jugar, le comprábamos sus camas, la comida, los diferentes cortes de pelo, etc. De hecho estos últimos meses, le había agarrado un gusto a viajar en el auto, y por normas del COVID ninguna de las personas podía ir en el asiento del copiloto así que de pronto se volvió su lugar, siempre adelante y mirando por la ventana como todo pasaba a su alrededor. 

Como todo lo bueno en esta vida, eventualmente todo se tuvo que terminar. Considero que tuvo una vida bonita, viajó, tuvo crías, nos acompañó por momentos duros a la familia, y siempre estuvo ahí para hacernos reír, demandando comida, cariño y atención (nosotros más que felices de dárselo). 
Anoche, en una de sus caminatas nocturnas tuvo una pelea con un perro grande y éste la lastimó de manera grave. Corrimos a la clínica a socorrerla pero ya había perdido mucha sangre y no sobrevivió la cirugía. 
Sumó una tristeza más a las muchas que hemos tenido en casa últimamente. Hoy en la mañana la tuvimos que enterrar, y lo único que alcancé a pensar mientras hacíamos los arreglos fue "Lo siento Clara-Bella, no todo está bien".  

Hasta pronto pequeña vieja amiga, te extrañaremos. 

viernes, 3 de julio de 2020

LIDIANDO CON EL DUELO

Perder a alguien cercano nunca es fácil, de hecho así como el COVID nos afecta a todos de diferente forma y manera.  

En mi caso, y muy seguro que como a todos, los primeros días fueron bastante duros. La ausencia de mi padre era palpable, se podía sentir en toda la casa y durante el día. 
Me la pasé pensando y sobre pensando las últimas palabras que me dijo, las últimas llamadas, las últimas fotos, cosas que pude haber dicho o hecho para estar más tiempo con él o qué se hubiera necesitado para tener un resultado diferente. Uno puede entrar en un loop de ideas, pensamientos, que al final no ayudan, ni suman en nada; lo único que logré fue atormentarme, dormir mal, estresarme; pero no pensar en todo eso era imposible. No aceptaba el hecho que mi papá nos había dejado y entré en un periodo de ira, renegaba de la vida, el hospital, el COVID, cómo llegó aquí, y etc. etc. No me percaté al inicio pero todo esto no lo estaba pasando sólo, de hecho mi mamá y  mis hermanos estaban pasando por lo mismo, cada uno tratando de lidiar con la ausencia de mi padre a su manera. 

La depresión y la aceptación, a mi parecer es la más dura de las fases del duelo. Creo que nunca dejaré de extrañar a mi papá, sigo esperando oír sus pasos en las mañanas muy temprano, que me pida arreglar el TV cuando presiona un botón equivocado, que reniegue cada vez que Alianza pierde un partido, que me llame a preguntar si sigo en el trabajo y si todo está bien. 

Esta es mi manera de lidiar con todo esto, escribir, contar un poco la historia. Contarles que no la pasé bien, que es duro, pero estancarse en la depresión tampoco es la solución. No habrá palabras, ni acciones que que me lo devuelvan, lo que sí hay es formas y maneras de recordar a mi papá, ya no con pena, sí con nostalgia, y con mucho orgullo. Mi padre me enseñó a ser justo, valorar el esfuerzo y luchar por lo que uno quiere; y pasaré lo que me queda de vida haciendo todo para que se sienta orgulloso.

El duelo es ... es como la enfermedad que se lo llevó, nos afecta a todos en distintas formas, maneras y en distinta intensidad. Y la verdad es que no hay una regla que nos diga hasta cuándo sentirnos mal, no hay una regla que nos diga cómo llevar el duelo. Creo que cada uno se debe tomar el tiempo para centrarse y descubrir el nuevo modo de llevar las cosas, cómo llenar la ausencia, cómo aportar para llenar la ausencia en otros. Busquen maneras de reinventarse, hagan ejercicio, trabajen, coman sano. 

El mejor consejo que les puedo dar, desde mi modo de historias, es que la persona que se ha ido no querría vernos mal sino todo lo contrario, y la mejor forma de honrar ése cariño es hacer lo mejor que uno puede hacer por ellos, por los que se fueron, por los que siguen y por aquellos que están por llegar.